sábado, 6 de marzo de 2010

RICARDO > Vegas Robaina Famosos


Hola.

Siguiendo con las visitas a la vitola de galera Hermosos Nº 4, esta tarde he estado fumando un cigarro que para mí empieza a ser un clásico del Siglo XXI: Vegas Robaina Famosos.

La marca hizo su aparición en Sociedad en 1997, pienso que con alguna división de opiniones sobre la calidad de sus cigarros. Pero debo decir que nunca he encontrado un Famosos malo, solo unos mejores que otros, comprados en diferentes tabaquerías de diferentes países, de fechas distintas y posiblemente también de fábricas distintas.

Recuerdo con cierto cariño los Vegas Robaina Famosos que fumaba junto a Lisboa, en Cascais, viendo la Bahía de Estoril en tardes de otoño. Y en la Costa Vasca, en el Uxoa del Paseo Butrón de Hondarribia. El tiempo avanza implacable y su paso se hace patente cuando referencias, como este cigarro, vuelven a visitar silenciosamente la memoria.

Los recuerdos me llevan a un puro de cierta fortaleza, ligeramente plano de sensaciones, pero muy cubano y de Alta Regalía. Una fumada relativamente fácil y sin complicaciones, incluso en cigarros sin añejamiento serio. Un par de años eran suficientes para que estuviese en forma.

Esta vez todo ha sido diferente, un Vegas Robaina Famosos, pero con más de seis años de añejamiento. Procedente de una caja de octubre de 2003, colorado – colorado, algo brillante y sedoso y algo esponjoso al tacto, de venas y nervaduras tratadas correctamente. Trabajo fino de artesanía.

Preencendido sin ninguna dificultad con un Bic, la pereza del fin de semana me quita las ganas de usar cerillas largas. Corte con el corta puros bala sin ningún problema ni crujido. Ni siquiera fue necesario terminar el encendido con llama, un par de soplidos cariñosos proporcionaron una corona de brasa homogénea cuyo humo desprendía un rico olor habanero.

El tiempo pone a la gente en su sitio y también a los cigarros Premium, la percepción de fortaleza es mucho más moderada en este cigarro añejado que en el mismo pero con menos tiempo de reposo. Pero lo que pierde en fortaleza, lo gana en finura y complejidad, con un primer tercio realmente atractivo y gustoso de fumar: Notas tostadas, florales y vainilladas en sucesión. Untuoso y con cierta profundidad.

En la transición hacia el segundo tercio aparecen notas acarameladas enriqueciendo el conjunto, a partir de ahora algo más delicado pero con mucha riqueza.

De ceniza consistente en discos grises claros y oscuros, arderá con ese efecto agradable de observar que es la auto corrección ligada a la cadencia de fumada correcta, consiguiendo una quemada uniforme durante esos 50 minutos que duró la fiesta.

Termina con la valentía y la elegancia concebidas, enriquecido por notas tánicas casi licorosas que hacen de él un cigarro para considerar y tener en cuenta, mientras se encuentre disponible con todos esos años de añejamiento.

Conclusiones:

Recomendado a todos los fumadores para ratos de tranquilidad, en casos como este, en que el tiempo ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de las virtudes del cigarro. Aunque también me atrevo a recomendarlo a partir de los dos o tres años para fumadas de menor concentración.

Maridé con un café expresso Segafredo y copa de Brandy jerezano Lepanto. Combinación redonda y amena. Café, Copa y Puro para dar color a esta triste tarde de sábado de invierno lluvioso.

Saludos,

Ricardo.

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