lunes, 10 de junio de 2013

RICARDO > Sancho Panza Sanchos & The Glenlivet Single Malt 12 Years



He tardado años para entender por qué Sancho Panza es o fue una de las marcas favoritas en algunos sectores del Reino Unido. Profundizando en la Afición al whisky he conseguido descubrir que algunas sensaciones descritas de la marca encajan con mucha perfección en la expresividad de algunos whiskies. Las notas terrosas, minerales y saladas de Sancho Panza acompañan bien la similitud de notas registradas de algunos maltas y blended.

Valga esta reflexión escrita hace años como introducción al maridaje de lujo que el pasado sábado tuve la suerte de experimentar.

Hace ya tiempo, recibí con dicha el regalo de un Admirado Amigo: Una botella de Whisky The Glenlivet 12 años. He esperado pacientemente el momento adecuado de predisposición y tranquilidad necesarios para abrir y disfrutar este whisky de malta convenientemente.

También, hace ya tiempo, que no fumaba un Habano de Vitola Gran Corona, que exige en torno a las dos horas de dedicación casi exclusiva para apreciar todo lo que este cigarro puede proporcionar. Mas aun si se trata de un Sancho Panza Sanchos del año 2000, cuidado y mimado cuidadosamente durante este largo periodo. El resto, cinco puros más que quedan en la caja que voy agotando paciente y placenteramente. Al fin y al cabo el paso de los años, en este caso, juega a mi favor.

Después del almuerzo primaveral y bien regado de parrillada en familia, vuelvo a mi casa para dedicar un buen rato a las notas sensoriales magníficas que el destilado fino y este cigarro extraordinario proporcionan. Durante dos horas no hubo siquiera el más mínimo aviso de estridencia o discordancia. Tarde muy bien pasada, tarde de lujo.

El aspecto del Sancho Panza elegido era imponente. Ya de por si, en el formato Gran Corona, causan respeto sus 235 milímetros de largo para un cepo 47. Pero este Sanchos en concreto, muy bien torcido y vestido con capa colorado claro, todavía brillante, de tacto sedoso y casi graso, esponjoso en justa medida. Reposado durante largos periodos alternados de humidor y de brisa marina atlántica, avisaba del potencial de sensaciones que estaba dispuesto a ofrecer, como desafiando: “Atrévete conmigo, si eres capaz”.

Comienzo la faena sosegado, preencendiendo con una cerilla larga el pie del cigarro, nada de encendedores jet, la ocasión lo merece. Corte con sacabocados en el centro de la cabeza. Por un momento pensé en usar la guillotina de doble hoja, pero me decidí por el punch, para comprobar el estado del tiro y si fuese necesario, mas adelante corregir con la mencionada guillotina. No fue necesario. Final de encendido con un fósforo corto y unos pocos soplidos suaves.

Humo Habano Fino, elegante y gustoso que invade los sentidos con amabilidad, las notas a sal y minerales son las primeras en manifestarse, como sello de la Marca Sancho Panza. La fumada pide atención y dedicación, con semejante largo de cigarro la cadencia entre bocanadas debe ser medida. Aunque el tiro es generoso a pesar del corte estrecho, un aumento de ritmo puede arruinar el cigarro y la tarde. Calma, la deseada y cautela, que nunca está demás.

A mitad del primer tercio, cuando las sensaciones untuosas comienzan a aparecer, poso el cigarro. Lo dejo tranquilo un rato, refrigerándose un poco mientras suelta un hilo perfecto de humo azul de la combustión. Ceniza blanca sombreada, bonita y compacta producto de una quemada uniforme, que así arderá la mayor parte del tiempo, exceptuando un par de ayudas con el Bic. Poca cosa para unas dos horas de fumada.

Con cierta emoción contenida, finalmente y después de todo este tiempo de espera, saco la botella de The Glenlivet 12 de su caja y de su bonito envoltorio de papel corporativo. Con un cuchillo y con cuidado, realizo un corte limpio en la cápsula, justo en la separación entre botella y tapón. Sirvo, en una copa-catavinos grande, medio dedo de whisky.

Con cariño y cuidado agito la copa desde su pié, mirando el destilado, que sin olerlo tiene el visual semejante a un vino Fino Jerezano Superior: Dorado paja, ligero, cristalino y vivo, pero dejando el la pared de la copa mejores lágrimas, un llanto sofisticado y bonito de apreciar, que anuncia untuosidad, cremosidad y delicadeza. 

La nariz percibe con facilidad las notas expresivas y elegantes de recuerdos golosos a pastelería fina: Vainilla, crema, fruta, con un final que lleva al olor a jengibre. Todo esto con el alcohol bien integrado y sin distorsionar el conjunto. Apetece.

En boca se perciben las mismas notas que en la nariz, enriquecidas por sabores frutales que hacen pensar en plátano y piña. El alcohol sigue perfectamente integrado, el paso es untuoso y lento, dejando notas minerales y especiadas en el recuerdo.

Untuosidad esta que va derecha al encuentro del humo del Sanchos, que vuelve a pedir atención. Así como ese fondo mineral que convive bien con el del destilado. Esta primera expresión del maridaje se vuelve notoria y poderosamente placentera, alejándome del resto. Talvez, del resto del Mundo.

Hacia la mitad de la fumada ya he disfrutado de varios “medios dedos” de Glenlivet 12 en el catavinos grande. El Sancho dispara toda su cremosidad durante este largo y generoso segundo tercio, que se relaciona en mi paladar con la untuosidad del Whisky de Malta. El tiempo tiende a detenerse y así se entiende el Arte por permanencia, al que nos referimos los Aficionados cuando un capotazo del Maestro tarda siglos en su recorrido. Si, ese Capotazo que parece no haber terminado todavía.

Hacia el inicio del tercio final cometo un error con el Whisky y con el Gran Corona: 

Me entusiasmo un poco entre humo y destilado, sin darme cuenta aumento la cadencia de fumada y el resto de cigarro tiende a calentarse y ablandarse, cerrando el tiro. Echo un poco de agua sobre el Whisky y automáticamente la sensación moderada e integrada del alcohol se diluye y las notas minerales desaparecen. El conjunto de sensaciones cae, indicando bruscamente que The Glenlivet 12 se acompaña solo, a sí mismo. El agua sobra aquí. Sirve para lavarse, aunque dicen que hay algunos que se la beben. Valga ahora el viejo dicho.

Calma y reposo: Intermedio. Dejo el cigarro apagarse y enfriarse, algo receloso de que se raje la capa con las dilataciones forzadas por el aumento de cadencia de fumada. Me termino el Whisky aguado, que si bien ha perdido con el agua, sigue afirmando su untuosidad.

Me sirvo una última copa. He sido comedido y no llego a un tercio botella en dos horas, esta vez me reconozco prudente. Corto, para limpieza, el pie del cigarro con la guillotina de doble hoja y me dispongo a terminar la fumada de maridaje, encendiendo directamente con el Bic.

El tiro sigue ajustado, pero no lo suficiente como para usar de nuevo la guillotina y abrir el corte inicial de sacabocados. Despacito, que merece la pena notar ese humo fino y tradicional de los Habanos de Vieja Guardia, esas sensaciones que proporciona un cigarro que ya no se tuerce, probablemente cosas de los nuevos tiempos y del cambio generacional, pero un Habano de muy Alta Regalía que combina bien con este Whisky superior que esta vez también termina, ensamblando sus notas secundarias de roble ajerezado con las notas casi licorosas del cigarro en el tramo final, manteniendo hasta este último momento y con palabras mayúsculas la afirmación de Maridaje como placer para los sentidos, en soledad deseada, maravillosamente ajeno a todos y a todo lo demás, que sobra.

RICARDO > Partagás Culebras



Hace ya tiempo que no reseño cigarros. Talvez, algo desilusionado por ciertas utilizaciones abusivas de mis reseñas, algunas por parte de piratas dedicados a la venta de ilegales. Talvez por falta de tiempo y disposición para centrarme, fumar convenientemente y escribir convenientemente algo que merezca la pena.

Pero hay un Habano, o mejor, tres Habanos: La trenza de Partagás Culebras, que he tenido oportunidad de fumar con la tranquilidad deseada en tres ocasiones distintas y separadas por el tiempo, tomando en todas las ocasiones algunas notas de fumada que forman el conjunto que ahora trato de ordenar. 

Sigo creyendo que los cigarros culebras no provienen del uso del torcedor, o por lo menos, no más que otras vitolas o formatos. Los motivos para pensar de esta manera los he expuesto hace tiempo en este hilo de mensajes. Parte, quizá, de las medias – verdades – medias - mentiras que con frecuencia nos cuentan en esta Afición y que nos empujan, con el paso del tiempo, a separar lo útil y aprovechable de los cuentos, falsos romanticismos, bobadas y otras inutilidades.

Y así comprobamos el lado práctico, pero errático una vez más, de la política de Habanos sobre este formato curioso, solo existente en el vitolario de Partagás: A veces disponible, a veces indisponible. A veces para todos, a veces para unos cuantos. Valga, una vez más, la frase recurrente de la Afición: “Misterios, misterios de Habanos”.

Bonita presentación en cajitas de madera, que recuerdan a los plumieres de la infancia, conteniendo una trenza atada con cintas estrechas y vistosas. Todo rematado con una anilla de tamaño superior con los colores y nombre de la marca, pero con la referencia “Culebras” en la parte de arriba.

No resulta trabajoso deshacer la trenza desatando las cintas con algún cuidado, los cigarros individualmente se presentan con un formato extraño casi cómico, pero induciendo a la curiosidad de encenderlos, además teniendo en cuenta que se trata de una labor de Partagás.

Por pereza, utilizo el encendedor jet para preencender los cigarros en vez de los fósforos largos tradicionales. Operaciones previas a la fumada sin problemas, corte limpio con guillotina de doble y final de encendido con unas pasadas de Bic y unos soplidos cariñosos. Al tratase de cigarros del cepo 39 tampoco presentan ningún tipo de dificultad o necesidad de una pericia especial.

Inicio de fumada esperado, el de la marca: Ese conjunto de sensaciones afirmadas y gustosas, a veces difíciles de definir con exactitud, comunes en todos los Partagás. Recuerdos al olor a tierra removida, en conjunto con notas que recuerdan al olor de maderas finas y posiblemente, en un segundo plano, un leve sabor afrutado. Untuoso durante toda la fumada, de personalidad elegantemente marcada, con una fortaleza que se deja notar, sin ser estridente en ningún aspecto.

Ceniza gris medio con discos oscuros, compacta. Buen tiro, aunque con una curiosidad: al tratase de cigarros trenzados, la consistencia de la tripa no es uniforme como si de un cigarro recto se tratase, cuando la brasa alcanza determinados espacios de torsión, la densidad de humo se desvanece ligeramente y de manera casi imperceptible, solapada por la expresión de notas temperamentales del humo de este Partagás, retorcido pero genuino. Poniendo un poco de atención a la fumada estos cambios se vuelven identificables, aunque tampoco se trata de defectos. Solo eso, otra curiosidad relativa al formato.

Hacia la mitad de la fumada las notas se enriquecen con la presencia de recuerdos a especias, algunas moderadamente picantes, pero gustosas de apreciar en el conjunto equilibrado descrito desde el primer tercio, que transita ahora hacia lo cremoso y con un recuerdo final a toffee. Rico de sensaciones.

Al cabo de una hora – hora y diez minutos acaba la fumada. En el tramo final las notas principales mencionadas en los tercios anteriores parecen envalentonarse, despidiéndose con energía e invitando a pensar en encender otro culebra.

Conclusiones:

Proveniente de la serie de Culebras de Partagás torcidas a mano desde 2007. Sin conocimiento de la fecha exacta de torcido, cabe esperar que estuviese en su tercer o cuarto año.

Cigarro que de aspecto se antoja poco serio pero que su fumada transmite seriedad, con un rango de sensaciones clásicas y tradicionales de Partagás. No se me ocurre comparar con otros de la marca, aunque concluyo pensando que se trata de un buen cigarro, que satisface con facilidad a los Aficionados a Habanos expresivos y con alguna fortaleza.

Si vuelve a aparecer, talvez repita. Mientras tanto fumaremos otras cosas.

viernes, 7 de junio de 2013

Marce > Sancho Panza Quijotes Edición Regional España


Hace ya unos días me animé a fumar este puro y dejé a los pocos días, aquí en el blog, un simple comentario, a modo de avance, de lo que hoy ya es mi opinión sobre el tabaco en cuestión.

Decía así:

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Castaña pilonga y de las buenas

Próximamente...
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Una pena, tratándose de un Sancho Panza..., aunque algo previsible (a apriori) sabiendo de su condición de Edición Regional.

Pues bien,  eso es que es lo que me pareció la fumada en el momento, y así lo dejé brevemente subido en el blog. Ahora voy a intentar explicarme.

Hace ya casi dos años, que esta unidad estaba celosamente conservada en mi humidor. Lo compré casi en el momento de salir a la venta en los estancos españoles. La intención de la demora es la de siempre..., intentar enriquecer y dotar al cigarro de un mayor secado y añejamiento, buscando así un mayor equilibrio entre aromas y sabores; eso es una cosa que sólo el paso del tiempo sabe dar a nuestros puros.

Sancho Panza una marca que recuerdo con cariño desde que era niño. Tengo predilección por ella y sé el por qué. Ver y oler de chaval, en la cueva de mi padre, aquellos sensacionales y enormes"Sanchos" en sus cajas de 10 unidades o deleitarme con sus magníficas campanas, es un recuerdo que evoco, y que ahora de mayor, en mi etapa de fumador de puros, recuerdo y rememoro con entusiasmo.

Ya he comentado en las entradas correspondientes, que los Non Plus y los Bachilleres también son tabacos que me encantan.

Pues bien, el cigarro en cuestión pertenece a esta misma marca, lo sabemos por su anilla, aunque si se la quitáramos podría ser cualquier cosa, cubana pero cualquier cosa.

El formato del veguero es espectacular, su vitola de galera "prominentes" es un clásico que clasifica (suena casi redundante) a dos de los mejores puros que se pueden fumar del vitolario cubano: El Lusitanias de Partagás y el Ramón Allones Gigantes. Ambos MAGNÍFICOS (sí, sí en CAJA ALTA). En el caso que nos ocupa, este "hidalgo"no les llega ni a la "suela de los zapatos", como decimos por aquí.

El puro viste una capa brillante y sedosa, su formato es clásico y generoso, y la hechura es homogénea y esponjosa en toda su longitud. De entrada todo es bueno.

Comienza lo importante, el momento de fumar. Enciendo el habano y percibo, de entrada, un buen sabor a tabaco cubano, con cierta gracia...,  es el principio y las notas son agradables, tanto de sabores como de aromas.

La cuestión es que a medida que avanzaba la fumada, mi nivel de aburrimiento aumentaba. Sabores a tabaco negro, muy lineal en todos sus tercios, sin ningún tipo de evolución y dentro de una fortaleza muy baja. Recuerdo además un postgusto algo acartonado. Lo único salvable fue el último tercio con algo más de fortaleza y cierta agrado en sabores.


Coincido así, plenamente, con mi amigo placentino Javier (y como bien define en un foro amigo) ..."meduda matraca y monserga de cigarro..."

85 minutos de auténtico tostón de otra (y ya son muchas) Edición Regional.

Un saludo

Marce

MARCE > Rafael González Márquez - Lonsdales

Hola.

Hoy me dispongo a hablar de un puro que pertenece a una marca de Habanos de la cual soy acérrimo seguidor.

Esta marca de habanos es probablemente el sello cubano con la mejor relación calidad/precio. Sus habanos son populares, porque son genuinamente cubanos, con un gran sabor y a un precio bastante contenido.

Llevo ya años disfrutando de sus magníficas panetelas (es el único veguero de la marca que se manufactura con tripa corta), así como de sus sensacionales marevas. Estas dos vitolas las he fumado por cajas, especialmente los vegueritos. Ambos formatos me encantan y sigo fumándolos frecuentemente.

Recientemente aparecieron también, y para sumarse con gran acierto al vitolario regular, las magníficas perlas. Otro buen purito.

También existe una Corona Gorda, que sólo he fumado en un par de ocasiones, por la dificultad en encontrarlo.

Pues bien, sólo me faltaba por probar este cervantes, y hace unos días, lo hice.

El ejemplar salió del magnífico humidor de mi amigo Adrián y por el aspecto de la unidad, el tabaco debía estar muy bien añejado. Y hablo del aspecto porque su capa estaba ya muy envejecida, de tonalidad mate y con la anilla algo amarillenta. Eso sí, su conservación era excelente.

En cualquier caso es un cigarro que dejó de torcerse en 2006 (coincidiendo con otro cigarro de la marca, las fantásticas y delicadas Slenderellas), por tanto infelizmente discontinuadas hace unos años, aunque a día de hoy siguen encontrándose en algunas cavas. Además pertenece a esos "excedentes de stock" que los de Habanos han denominado "Fuera de serie".

Las sensaciones de la fumada fueron muy buenas al principio y durante el primer tercio, con aromas y sabores muy ricos..., de tabaco bien añejado, cafetero, dulzón y con aromas evocadores a madera y libro viejo.

Una pena porque a medida que mi entusiasmo aumentaba, las sensaciones disminuían, se apagaban... El veguero iba tornándose hosco y simplón..., muy cubano en el sabor, pero sin transmitir buenas sensaciones. El amargor era persistente y muy plano en matices.

De este cigarro había oído críticas y casi todas malas. No obstante tenía ganas de probarlo y comprobar por mi mismo el valor del mismo.

En definitiva un puro correcto, pero sin mayor complejidad.

Y aunque este formato me haya salido "rana"...

Antes y ahora..., SIEMPRE Rafael González Márquez.

Un saludo. Marce

viernes, 10 de mayo de 2013

Marce > Montecristo Gran Reserva Nº 2




Hola a todos.

El pasado puente de mayo, y en compañía de mi gran amigo Adrián,  tuve la ocasión de probar esta pirámide de Montecristo. 

Me encuentro como "pez en el agua" pues los cigarros figurados me encantan, además la vitola "pirámide" es la perfección en tamaño y tiempo de fumada.

La situación es idílica: estoy de vacaciones, la compañía es inmejorable y entre los dedos tengo un tabaco cubano añejado de una de mis marcas favoritas. Todo un privilegio.

Respecto al puro, comentar que este tabaco es la primera gran reserva de Montecristo, recordemos, además que para que un Habano obtenga la calificación de Gran Reserva todas sus hojas - capa, capote y tripa - deben haber sido añejadas durante un largo y cuidadoso proceso de al menos cinco años. El Montecristo Gran Reserva Nº2 es un producto exclusivo y limitado. Únicamente se han producido 5.000 cajas numeradas en todo el mundo. Éstas están producidas con madera lacada en negro y cuentan con 15 unidades cada una. Su presentación es muy atractiva, con doble anilla, la de Montecristo y la negro-oro de Gran Reserva.

Y aunque el puro sale a la venta en 2012, se tuerce en 2011 con tabaco del 2005.

Pero vale ya de datos intrascendentes y pasemos a comentar las sensaciones de este veguero.

El cigarro es, de principio a fin, absolutamente magnífico, muy equilibrado y aromático a lo largo de sus tres tercios. El disfrute es mayúsculo y en algún pasaje de la fumada, Adrián y yo comentamos que: si realmente pueden encontrarse diferencias sustanciales entre este Gran reserva o el Original Montecristo Nº 2 con varios años de añejamiento. Vuelven a mi recuerdos similares que tuve cuando probé el Cohiba Siglo VI Gran Reserva, y me hice la misma pregunta. Ambos llegamos a la conclusión de que NO, al menos desde la perspectiva del aficionado. A los dos nos parece un purazo, pero es que un Nº 2 bien añejado de la serie regular también nos lo parece.

Diferencias o no aparte, el puro está en plena forma, de una moderada fortaleza, el sabor es delicioso, redondo, con sabor a tabaco del bueno, tabaco negro cubano, muy en la línea de la marca. Personalmente destacaría esas puntas a pimienta que siempre hallo en los Montecristo. Los aromas también son fantásticos, sutiles, el cuero y la madera de cedro impregnan con elegancia el ambiente.

En definitiva un cigarro buenísimo, fumado y disfrutado en la mejor de las compañías.

¡GRACIAS Adrián por tu inmensa generosidad!, siempre es un placer fumar juntos.

Un saludo

Marce

viernes, 26 de abril de 2013

Marce > Cifuentes Cristal Tubo



Hola, 

Anoche me fumé un habano que guardaba con celo desde hace algún tiempo.

Se trata de una rareza antigua, o un habano vintage (cómo dicen algunos por ahí). Se trata de un Cifuentes Cristal Tubo de los años 60.

Mi padre me regaló este cigarro que le había dado un buen amigo suyo ligado a Cubatabaco. Según esta persona le dieron este cigarro en los años 60. Fue un obsequio de boda y lo ha tenido desde entonces perfectamente acondicionado en su humidor durante todos estos años. La conservación del puro es perfecta. Una vez estuvo en mis manos (hace ya un par de años), lo saqué del tubo para comprobarlo y estaba esponjoso y perfectamente conservado. Así es que pasó directo a uno de mis humidores hasta el día de ayer.

El tabaco pertenece a la vitola "Conserva" con unas medidas de 44 en cepo x 145 mm de largo. Este veguero empezó a producirse en los 60 y finalizó su torcido en 1975, aunque se mantuvo en catálogo hasta 1990.

Por todo ello, me encuentro ante un cigarro que tiene posiblemente 50 años. Ahí es nada... Es una buena oportunidad para comprobar los efectos del añejamiento a largo plazo.

Acostumbrado a las presentaciones cubanas más convencionales, me sorprende la apariencia de este tabaco: Tubo de cristal con la anilla personalizada para esta vitola (pone Cifuentes Cristal Tubo y Elaborado a máquina), pegada por fuera del tubo y una anilla en el pie que reza lo siguiente: "El cigarro en este envase nunca pierde su calidad y aroma" No sé si será totalmente cierto eso de "nunca", pero desde luego esta unidad está perfectamente conservada, guardando intensamente todo su aroma a puro tabaco cubano.

Por todo ello, entenderéis ahora mi "reserva" a la hora de "dar candela" a esta reliquia, pequeño trocito de historia del tabaco cubano.

Pues bien, ayer (y sin ser un día especial) me decanté por este puro tras la cena en casa.

El cigarro tiene un buen aspecto general, de color colorado mate y con una bonita y sedosa capa, con alguna beta oscura, señal inequívoca de tabaco de excelente calidad.

Al encenderlo, me sorprende ya de inicio su altísima fortaleza, recordándome inmediatamente a habanos potentes, concretamente y por aproximación, a algún Bolívar.

Los aromas son excelentes, y aunque el habano no desprende de forma "voluntaria" mucho humo, el que se escapa, es sensacional; huele a madera de cedro, a cuero, a historia.

Los sabores son muy pronunciados, amargos y muy cafeteros. Ese agrio sabor recuerda al chocolate más puro, a regaliz o a frutas escarchadas. Y esta será la tendencia hasta el final de la fumada. 

En definitiva un tabaco: fuerte, potente, directo y muy aromático. 

Sensacional este sencillo, tradicional y pretérito habano.

Un saludo

Marce


martes, 12 de marzo de 2013

Marce > Diplomáticos Colección Privada ER España





Hola a todos.

Hoy vamos a hablar de un cigarro que pertenece a una marca de habanos menos conocida y frecuente de encontrar (al menos hasta la fecha) en los estancos españoles.

Se trata de Diplomáticos. Esta marca lleva, desde los años 60, ofreciendo un vitolario exacto a algunos de los cigarros de línea regular más clásica de Montecristo. Tal es el caso y coincidencia en el Nº 1, Nº 2, Nº 3, Nº 4 y Nº 5 y los "laguitos" de fino calibre Nº 1 y Nº 2. Nada es casualidad y es que estos vegueros se tuercen en la misma factoría que Montecristo, donde comparten también torcido con los magníficos y delicados H. Upmann.

Yo hasta la fecha, había fumado sólo el Nº 3 (vitola coronas) en una sola ocasión; y el número 2 (pirámide) tres o cuatro veces. Mis recuerdos de esta marca siempre me evocaban altas fortalezas y buenas fumadas, especialmente éste último "figurado".

El cigarro que nos ocupa, se desmarca de estos recuerdos, al menos en el apartado fortaleza. Tal vez por ser un tabaco de "nueva generación" o por su condición de Edición Regional; que como muchos sabemos, se corresponden poco o nada con las ligadas de las lineas regulares.

El purito en cuestión pertenece a la vitola de galera "Petit Robusto" con unas medidas de 102 mm de largo x 50 de cepo. Como acostumbran las ER, van etiquetados con dos anillas, la de Diplomáticos y la plata y granate con la leyenda Exclusivo España.

El aspecto general es muy agradable y la capa es muy sedosa, brillante y lisa. Y aunque hoy en día hay mucho "lobo con piel de cordero", a la postre esta capa hará honor al conjunto "enseñándonos los dientes".

Por su formato (corto y grueso), decido perforar con un cortador tipo bala (o punch) y enciendo a continuación con un mechero soplete, comprobando al instante su tiro magnífico. Destacar, de "cabo a rabo", su magnífica combustión y forma de arder 

Los sabores desde el principio me gustan mucho, son delicados bajo una fortaleza moderada. De inicio me recuerda a las mejores fumadas de calibre grueso con la marca Hoyo de Monterrey. Aparecen recuerdos a infusiones y vainilla. Desde luego el puro está rico, es de esos habanos que desde que los enciendes te gustan, y eso hoy en día es muy bueno.

Los aromas son como deben: a madera de cedro, a terruño cubano.

Y mientras avanza la fumada, como es habitual, la fortaleza aumenta y los sabores progresan a tostados con puntas amargas.

El final es algo mentolado y muy gustoso, así es que lo apuro hasta el final.

Este Diplomáticos me ha dado una agradabilísima fumada. Además es un tabaco que ha salido con un precio bastante competitivo, dentro de los habituales "hachazos" al que estamos habituados cuando adquirimos labores cubanas. 6,75 €tienen la culpa.

Me ha gustado mucho este purito y por eso os lo recomiendo desde aquí.

A disfrutar que son dos días.

Un saludo

Marce.