miércoles, 25 de abril de 2012

Ricardo > Hoyo de Monterrey Coronas



Hola.

Ayer estuve fumando este cigarro discontinuado de producción en el año 2006. Regalo de nuestro buen Amigo Marcelino.

Tomé unas cuantas notas de la fumada y de algunas disquisiciones sobre la sensación que me dejan algunos Habanos actuales en relación con algunos discontinuados.

Como he apuntado en otras reseñas, los cigarros del cepo 42 no son mis favoritos, especialmente los producidos durante los años más difíciles del Periodo Especial de Cuba (1991 – 97, aproximadamente), una vez que muchos de esos cigarros salieron al mercado con serias irregularidades de torcido y calidad de las ligadas. Además, ese tipo de cepo era el que estaba de moda en esos años, los Habanos de Calibre Medio eran, probablemente, los de mayor consumo en esa época.

Tampoco soy Aficionado a la marca Hoyo de Monterrey, si bien reconozco que tiene una serie de virtudes interesantes, no acabo de acomodarme a la suavidad de sus cigarros, soy mas Aficionado a sensaciones mas expresivas y temperamentales de los Habanos de otras marcas.

De esta manera, cada vez que me encuentro con cigarros de esta marca y calibre, suelo ser escéptico. Pero esta vez se trata de un regalo y por educación, nunca rechazo un cigarro regalado desde la buena fe, menos de un Buen Amigo y mejor Aficionado.

Y la fumada de este regalo me servirá para reflexionar, para darme cuenta que esta Afición al Cigarro Habano de Alta Regalía parece caminar pareja a otras Aficiones, los Toros y el Flamenco, donde la añoranza es algo presente y recurrente. Ya no hay toros ni toreros como los de antes. Ya no quedan cantaores que canten por los palos de antes, ni como antes siquiera.

Sucede que el calibre grueso y la apariencia son el metro patrón de la nueva producción de Habanos, sea esta regular, limitada o regional. Que muchos de los nuevos cigarros solo proporcionan mas de lo mismo: Bocanadas de humo y aire caliente, con recuerdos o no de las marcas de Habanos de las que proceden, sin expresión ni evolución suficientes. Sin clase o elegancia. Una mierda. Aparente, bien vestida y engalanada, pero una mierda.

El Hoyo de Monterrey Corona que encendí ayer, procedía de una caja fechada en el año 2000. Perfectamente mantenido y añejado por un Especialista como Marcelino. Perfectamente concebido para proporcionar un conjunto de sensaciones virtuosas y nobles que se contraponen frontalmente a buena parte de los Habanos de nueva creación mencionados. No hizo falta mayor calibre ni fortaleza para esta afirmación, concretamente:

Cigarro muy bien torcido y vestido con una bonita capa carmelita casi dorada, con recuerdos de brillo y tacto sedoso. Esponjoso en justa medida por su buen mantenimiento. Aspecto atractivo.

Encendido fácil con un solo fósforo largo, sin ningún problema se formó la corona de brasa deseada. Corte limpio de un balazo con el sacabocados y terminación de encendido con un par de soplidos.

Humo elegante, ligero pero profundo, perfumado de notas con recuerdos a especias suaves y al olor a madera de calidad, conjunto equilibrado sin estridencias ni ausencias. Primer tercio de buena expresión y delicadeza cubanas, invitando a la relajación y evasión.

Evolucionando las notas con recuerdos a madera, cada vez mas presentes, talvez cedro, talvez balsa, talvez también algo de guarnicionería fina y lejana. Con un nuevo fondo de olor a café tostado, evolución de las sensaciones con recuerdos de especias suaves. Sensaciones gentiles estas que engrandecen el humo mas tradicional de Habanos.

Tiro justo para las medidas del cigarro, sin variaciones, pero el suficiente para invadir con eficacia los sentidos en una noche con relajada predisposición para fumar Alta Regalía. Ceniza clara con discos oscuros. Algo compacta y pareja durante toda la fumada.

Tercio final donde aparecen algunos recuerdos mas pronunciados a café tostado, el olor a madera pasa a un segundo plano, la fortaleza se ha mantenido suave durante toda la fumada y sin embargo la delicada pero generosa expresión de sensaciones no ha remitido en ningún momento.

Doy el cigarro por terminado al cabo de cincuenta y cinco minutos – una hora, dejándolo descansar cuando queda poco más de centímetro y medio. Y una fragancia excepcional en la habitación.

Conclusiones.

Acompañé la fumada con unas gotas de Brandy Jerezano Señor Lustau SGR en su copa balón correspondiente. Cigarro y Brandy suaves, pero expresivos y elegantes. Una hora de buena armonía que me alejó placenteramente de todo lo demás.

Sigue la caza, la caza de discontinuados como este cigarro superior.

Como otros tiempos.

Saludos,
Ricardo.

2 comentarios:

  1. Ricardo, me alegra enormemente que te haya gustado este cigarro. Sin duda, una pena que muchos tabacos "de nuevo cuño" con cepos desproporcionados, hayan perdido elegancia y virtudes respecto a muchos puros ya discontinuados, incluido este Hoyo. Aunque siempre hay que tener en cuenta el factor añejamiento...

    Un placer tu cata, tu amistad y todo lo que aprendo contigo.

    Un abrazo

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  2. Ricardo:
    Muchas gracias por compartir tus impresiones. Dan ganas de estar ahi sintiendo esos aromas.
    Realmente un placer leerte.
    Saludos.

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