jueves, 3 de noviembre de 2011

LUIS SIRIUS > Cigarros y Momentos

Mi s primeras palabras en este espacio es agradecer al bueno de Marce su invitación al mismo y desearle larga vida y éxitos, aunque conociéndole un poco, por su intensidad y dedicación al mundo del buen fumar es altamente probable que así sea, sólo diré que leyéndole yo descubrí como se puede mejorar una fumada compartiéndola.

En mi primer post quiero contaros cuales han sido las mejores fumadas de mi vida hasta ahora, todas van unidas a personas o lugares pues mi gran afición es viajar y desde que comencé a fumar cigarros, ellos son mis acompañantes y cómplices en mis aventuras por el mundo, así pues os contaré la historia de cinco lugares y los cigarros que fumé en ellos.

El primero es el más reciente, me transporto al mes de Julio pasado un día lluvioso en Iguazú (Argentina), tras un día descubriendo el Parque Nacional de Cataratas regreso a mi hotel justo cuando me dirigía a la habitación a tomar un baño me doy cuenta que en la terraza no hay nadie me siento frente a la brutal vista de la naturaleza en estado puro, el rugir de las cataratas y la lluvia cayendo, mezclado con el olor de la selva me trasportan a una paz que decido alargar sacando de mi purera un H.Hupman 46, el cual con un sacabocados y un fosforo enciendo, algún purista me dirá que al aire libre no se disfruta de los cigarros y seguramente con razón pero calada a calada de mi puro la paz que me daba el lugar se hacía eterna y las maderas y cueros tantas veces apreciados se multiplicaron en aquel y preciso lugar.

Recuerdo como si fuera ayer la mañana que llegue a Kioto procedente de Tokio en un Shinkansen (tren bala), allí me esperaba mi amigo Haruki, lo había conocido unas semanas antes subiendo el monte Fuji y me invitó a conocer su ciudad natal. Tras los abrazos del reencuentro nos dirigimos a realizar el “camino del filosofo”, un camino que según me explicó realizaba un filosofo entre los principales templos de la ciudad para reflexionar y meditar, cada paso que daba me trasladaba al interior de la sociedad Japonesa, sus costumbres y sus anhelos, era primavera y los almendros estaban rebosantes de color, a la vez que hablaba con mi amigo fumaba una humilde panatela de Rafael Gonzalez Márquez, me acompañó durante 40 minutos de las casi cuatro horas de paseo mezclándose en nuestras charlas sobre el taoísmo, y la perfección en la ejecución de las cosas que caracteriza un país tan apasionante como Japón.

El tercer salto en esta retrospectiva nos lleva a una puesta de sol en Estambul en una terraza cercana al puente Gálata, enciendo un Romeo y Julieta Duke, una edición especial que me había regalado un buen amigo, allí el humo de este gran cigarro se une al del de mis compañero de terrazas y sus sisas, para mis adentros pienso que suerte tengo de poder fumar habanos y me deleito con la caída del sol sobre el Bósforo y los minaretes de Santa Sofía y la Mezquita Azul y recuerdo el esplendor de la vieja Constantinopla, faro y guardián entre dos Continentes.

Ya estoy acabando y me inundan unas ganas de hacer la maleta y salir corriendo a cualquier lugar, esa sensación es la que me motivo cuando me licencié en ir a descubrir África, todavía recuerdo la noche en El Ngorongoro, Tanzania, El cráter de la vida, había pasado todo el día visitando el cráter y alucinando con la fauna en libertad, asistí a una estampida de cebras y como una leona cuidaba de sus crías, me impresionaron sus gentes que si bien es verdad algo aturdidos por el estruendo del turismo han conseguido mantener su esencia, anocheciendo nos reunimos en torno a una hoguera y me encendí un Cohíba Espléndido mientras departíamos sobre lo humano y lo divino viendo cómo caía la noche en África, alguien escribió que la puesta de sol en África es única y yo complemento acompañando esa visión con buena conversación y el humo de nuestros habanos diluyéndose en la densa noche…

Mi último gran fumada se repite año a año en Navidad en casa de mis padres, tras la cena de Nochebuena con todo el jolgorio de mi familia, las llamadas a los que están lejos, los efectos de la copiosa cena, todo es barullo y movimiento todo el mundo está nervioso e impaciente, bueno todos no, esta mi padre una sola mirada me basta para saber lo que haré las próximas horas, él ya lo ha dispuesto todo una pequeña mesa cerca de la chimenea una copa de Malta Escocés y un cigarro Habano, normalmente alguno especial que según él ha cuidado durante años, el último una pirámide de H.Hupman del año 2005, nos damos un beso nos deseamos feliz Navidad y durante dos largas horas jugamos una partida de ajedrez y cada minuto que pasa más disfruto del momento, y cada minuto que pasa soy consciente del vínculo tan estrecho que tengo con la persona que me enseño el noble arte de fumar….

7 comentarios:

  1. Luis gracias por tu bello relato..., el cual me ha hecho viajar a mi también a cada uno de tus destinos y también al calor familiar de con nuestros seres queridos.

    Un abrazo y gracias nuevamente.

    Marce

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  2. Sirius,yo también viajé contigo.....aún no estando en tu casa yo estaba sentado en viendo esas partidas de ajedrez.
    Precioso relato que me reitera en mis pensamientos,pues los cigarros son sólo el nexo entre momento y pasión.
    Precioso relato,muchas gracias.
    Luis Mi-El Dios Nox.

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  3. Un gran relato Luis, así da gusto leer este espacio de Marce.
    Gracia

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  4. Gracias Luis, me has transportado a lugares de los que guardo un maravilloso recuerdo.Nunca olvidaré, como tu, mi R&J del Ngorongoro

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  5. Luis, pasé 5 minutos viajando contigo.
    Me encantó tu relato.
    Gracias

    Juanma

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  6. Qué emocionante relato. No solo porque con tu relato nos transportas a los mismos lugares y momentos sino porque también nos evocas otros lugares y momentos personales pero con un mismo sentimiento, que es lo mas profundo, mas profundo que los lugares, las personas y fumadas.
    De verdad un bonito relato.
    Saludos

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  7. Luis: gracias por contarnos tus fumadas y vivencias, tantos sitios maravillosos y siempre la memoria que asociamos con esos momentos y puros disfrutados..

    Es un gustazo leerte.
    Martin

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