lunes, 10 de junio de 2013

RICARDO > Partagás Culebras



Hace ya tiempo que no reseño cigarros. Talvez, algo desilusionado por ciertas utilizaciones abusivas de mis reseñas, algunas por parte de piratas dedicados a la venta de ilegales. Talvez por falta de tiempo y disposición para centrarme, fumar convenientemente y escribir convenientemente algo que merezca la pena.

Pero hay un Habano, o mejor, tres Habanos: La trenza de Partagás Culebras, que he tenido oportunidad de fumar con la tranquilidad deseada en tres ocasiones distintas y separadas por el tiempo, tomando en todas las ocasiones algunas notas de fumada que forman el conjunto que ahora trato de ordenar. 

Sigo creyendo que los cigarros culebras no provienen del uso del torcedor, o por lo menos, no más que otras vitolas o formatos. Los motivos para pensar de esta manera los he expuesto hace tiempo en este hilo de mensajes. Parte, quizá, de las medias – verdades – medias - mentiras que con frecuencia nos cuentan en esta Afición y que nos empujan, con el paso del tiempo, a separar lo útil y aprovechable de los cuentos, falsos romanticismos, bobadas y otras inutilidades.

Y así comprobamos el lado práctico, pero errático una vez más, de la política de Habanos sobre este formato curioso, solo existente en el vitolario de Partagás: A veces disponible, a veces indisponible. A veces para todos, a veces para unos cuantos. Valga, una vez más, la frase recurrente de la Afición: “Misterios, misterios de Habanos”.

Bonita presentación en cajitas de madera, que recuerdan a los plumieres de la infancia, conteniendo una trenza atada con cintas estrechas y vistosas. Todo rematado con una anilla de tamaño superior con los colores y nombre de la marca, pero con la referencia “Culebras” en la parte de arriba.

No resulta trabajoso deshacer la trenza desatando las cintas con algún cuidado, los cigarros individualmente se presentan con un formato extraño casi cómico, pero induciendo a la curiosidad de encenderlos, además teniendo en cuenta que se trata de una labor de Partagás.

Por pereza, utilizo el encendedor jet para preencender los cigarros en vez de los fósforos largos tradicionales. Operaciones previas a la fumada sin problemas, corte limpio con guillotina de doble y final de encendido con unas pasadas de Bic y unos soplidos cariñosos. Al tratase de cigarros del cepo 39 tampoco presentan ningún tipo de dificultad o necesidad de una pericia especial.

Inicio de fumada esperado, el de la marca: Ese conjunto de sensaciones afirmadas y gustosas, a veces difíciles de definir con exactitud, comunes en todos los Partagás. Recuerdos al olor a tierra removida, en conjunto con notas que recuerdan al olor de maderas finas y posiblemente, en un segundo plano, un leve sabor afrutado. Untuoso durante toda la fumada, de personalidad elegantemente marcada, con una fortaleza que se deja notar, sin ser estridente en ningún aspecto.

Ceniza gris medio con discos oscuros, compacta. Buen tiro, aunque con una curiosidad: al tratase de cigarros trenzados, la consistencia de la tripa no es uniforme como si de un cigarro recto se tratase, cuando la brasa alcanza determinados espacios de torsión, la densidad de humo se desvanece ligeramente y de manera casi imperceptible, solapada por la expresión de notas temperamentales del humo de este Partagás, retorcido pero genuino. Poniendo un poco de atención a la fumada estos cambios se vuelven identificables, aunque tampoco se trata de defectos. Solo eso, otra curiosidad relativa al formato.

Hacia la mitad de la fumada las notas se enriquecen con la presencia de recuerdos a especias, algunas moderadamente picantes, pero gustosas de apreciar en el conjunto equilibrado descrito desde el primer tercio, que transita ahora hacia lo cremoso y con un recuerdo final a toffee. Rico de sensaciones.

Al cabo de una hora – hora y diez minutos acaba la fumada. En el tramo final las notas principales mencionadas en los tercios anteriores parecen envalentonarse, despidiéndose con energía e invitando a pensar en encender otro culebra.

Conclusiones:

Proveniente de la serie de Culebras de Partagás torcidas a mano desde 2007. Sin conocimiento de la fecha exacta de torcido, cabe esperar que estuviese en su tercer o cuarto año.

Cigarro que de aspecto se antoja poco serio pero que su fumada transmite seriedad, con un rango de sensaciones clásicas y tradicionales de Partagás. No se me ocurre comparar con otros de la marca, aunque concluyo pensando que se trata de un buen cigarro, que satisface con facilidad a los Aficionados a Habanos expresivos y con alguna fortaleza.

Si vuelve a aparecer, talvez repita. Mientras tanto fumaremos otras cosas.

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